Seis policías fueron los primeros mártires de diciembre, al estallar una bomba en una cubo de basura cerca a un puesto de control en la calle Al Haram, que conduce a las pirámides de Giza, en El Cairo, Egipto. Siete personas resultaron heridas, y el grupo Movimiento de los Brazos de Egipto-Hasm, asumió la responsabilidad, según un comunicado en Telegram.
Los cristianos, fueron el siguiente blanco del Estado Islámico. Al menos 25 muertos y 43 heridos dejó la explosión de 12 kilos de dinamita en una iglesia copta en Egipto, siendo uno de los ataque más violentos hacia la minoría cristiana.
Un doble atentado cobró la vida de 38 personas y 155 resultaron heridas, luego que un coche bomba estalló en las inmediaciones del estadio del club Besiktas, y un hombre se inmoló frente a un grupo de policías en el parque cercano Macka, en Estambul, Turquía.
La capital de Somalia, se tiñó de sangre inocente cuando un coche bomba explotó en Mogadiscio y mató a 20 personas. La milicia islamista Al Shabab se atribuyó el atentado.
Un terrorista suicida del Estado Islámico con un cinturón de explosivos, detonó en la ciudad portuaria de Adén, en el sur de Yemen, dejando sin vida a 49 soldados y 60 heridos.
Berlín, Alemania, no estuvo ajena al dolor luego que un camión emboscara a 12 personas en el mercadillo de la plaza Breitschadtplaz, ubicada a los pies de la famosa Gedächtniskirche.
El corazón de Rusia, se devastó luego que el embajador ruso en Turquía, Andrei Karlov, fuera asesinado a balazos en la inauguración de una galería de arte en Ankara, por un policía vestido de civil.
Fuente: Impacto Evangelístico / impactoevangelistico.net
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