Con una mochila, algunas provisiones y sobretodo la bendición de Dios, hombres de fe embarcaron en botes rumbo a las zonas más aledañas en Pucallpa. En el trayecto pueblos aledaños agitaban sus manos pidiendo que se queden. Sin embargo, el destino era llegar a la comunidad nativa Nueva Edén, así que los invitaron a venir por la noche al culto en la comunidad.
El paisaje realmente encantador daba la bienvenida a los siervos de Dios después de dos días de viaje agotador. A lo lejos y puestos de pie en la orilla, decenas de aldeanos cantaban en su lengua nativa para recibir a los siervos del Señor. Por fin en tierra pero contentos por la victoria, el reverendo Jony Huamaní, presbitero de la zona 17, responsable del viaje afirmó estar cansados pero contentos de llegar a Nueva Edén para que el Señor siga salvando las almas perdidas.
Por la noche, en la oscuridad de la Selva, un culto lleno de la Gloria de Dios atraía a los pobladores de zonas aledañas al lugar. Un grupo de mujeres con vestimenta típica de la Selva, cantaban en su idioma natal, exaltando el nombre de Dios. Llegó el Poderoso mensaje y decenas de hombres, mujeres y niños pasaron al altar entre llantos y pidiendo a Dios por una salvación divina.
Por la mañana los niños también recibieron su porción en una escuelita dominical. Para los misioneros llegar tan lejos no era suficiente. Así que se enrumbaron nuevamente llegando a Charasmana, Manco Cápac, Nueva Jerusalén y Vencedores, todas comunidades nativas que necesitan de la Palabra de Dios. La Palabra fue sembrada en cada corazón y terminaron su recorrido contentos por la victoria que Cristo les dio.
Fuente: impactoevangelistico.net/ agapeenlaradionoticias
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