El norteamericano Richard T. Daddona, vivió un gran milagro cuando decidió bautizarse en las aguas en una ceremonia celebrada en la Asamblea de Dios de la Capilla Trinity, en Louisville, Kentucky (EEUU).
Un año antes había sido diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que debilita los músculos y afecta gravemente las habilidades físicas de una persona.
En enero de 2017, Richard se retiró y comenzó a usar una silla de ruedas para moverse debido a los efectos de la enfermedad en las piernas. Su esposa, Nancie, se convirtió en su principal cuidadora, ya que él no podía sentarse, vestirse o bañarse solo.
Después del diagnóstico comenzó a tener una serie de sueños con predicaciones sobre las «aguas que curan». En el sueño, cada vez que la predicación terminaba, él se veía al lado de su esposa, caminando alineado a una docena de árboles que tenían pasajes bíblicos fijados en pedazos de madera. Al final del camino, se encontraba con una cascada que llenaba una pequeña piscina. En la cima de la cascada, un hombre miraba hacia abajo con los brazos extendidos.
Richard logra descifrar un versículo bíblico que estaba fijado en los 12 árboles que llevaban a la piscina. «Me despertaba para escribir el versículo y volvía a dormir», dijo a AG News, observando que los sueños se produjeron durante varios meses.
Cuando estaba en la mitad de los sueños, la pareja buscó a su pastor, Scott Brown, de la Asamblea de Dios Trinity Chapel, en Louisville. «Fue cuando empezamos a ver que había un tema claro y común. Un aspecto de ello era el bautismo en el agua», comenta Brown.
El versículo del penúltimo sueño era Hechos 22:16, que dice: «¿Y ahora, que está esperando? Levántese, sea bautizado y lave sus pecados, invocando su nombre. Richard nunca había sido bautizado.
En el culto bautismal, en septiembre de 2017, Richard contó su testimonio, citando los sueños y los versículos que los acompañaban. Dos pastores tuvieron que sacarlo de su silla de ruedas para ser colocado en la piscina.
Cuando Richard se sentó en la piscina del bautismo, comenzó a orar para que Dios lo curara. «Yo sabía que iba a ser curado, pero no sabía cuándo», afirmó. «Yo estaba simplemente orando para que Dios me sanara en aquel momento».
Después de salir del agua, Richard cuenta que empezó a sentir un calor en sus manos que estaban encorvadas y luego en sus piernas. Él se levantó, agarró las manos de los pastores con la fuerza que él no tenía unos instantes antes y salió de la bañera sin ayuda.
Richard abrazó a la esposa, a los dos hijos, a las dos nueras ya los tres nietos que asistían al bautismo de la primera fila. Toda la congregación se alegró en lágrimas, aplausos, abrazos y expresiones de alabanza por la curación instantánea.
«Simplemente me sorprendió. «Yo no podía hacer nada más que alabar a Dios», recuerda Philip Lascoe, uno de los pastores que hizo el bautismo.
En vez de sentarse en la silla de ruedas que lo llevó a la iglesia, Richard salió empujando. Hoy camina y se mueve como si nunca tuviera ELA, con fuerza y agilidad para hacer cualquier tarea cotidiana.
«Toda esa experiencia me acercó a mi esposa y nos acercó a Dios», afirma Richard. «Nosotros sentimos que podemos depender totalmente de él para cualquier cosa».
Fuente: bibliatodo.com
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Bendito sea por siempre nuestro maravilloso Dios, que creó los Cielos y la tierra y cuya misericordia permanece para siempre.
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