miércoles, 17 de junio de 2020

Daniela Álvarez y la grandeza de la fe

¡Esta es mi prueba de vida y la batallaré!", escribió el día que salió de cuidados intensivos.

Daniela es admirable y nos ha dado grandes lecciones con su ejemplo, tal vez lo más importante es que nos ha mostrado lo maravillosa que es la fe. (twitter)

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1

Una mujer admirable le ha dado esta semana una gran lección de vida a millones de colombianos. Con la tranquilidad, la resignación y la alegría que solo Dios puede poner el corazón de una persona, la exreina de Colombia, Daniela Álvarez, ha enfrentado una isquemia que terminó en la amputación de una de sus piernas.

El sentimiento que ha despertado en muchos colombianos es difícil de describir por lo maravilloso, pero si tuviera que intentar ponerle un nombre a lo que yo he sentido siguiendo sus publicaciones y lo que veo que escriben tantos usuarios de redes sociales diría que es admiración.

Lo usual es que un enfermo, o alguien que atraviesa un momento tan difícil, cause lástima y tristeza. Es maravilloso porque no ocurre eso en este caso. La paz con la que Daniela nos ha contado su historia nos deja completamente claro que es una persona feliz, que es y será mucho más feliz que muchos que tienen una vida más fácil. Y es que la paz y la verdadera felicidad son cuestiones espirituales, no materiales.

El apóstol Pablo dijo: «cuando soy débil, entonces soy fuerte». Esa frase parece haberla entendido a la perfección Daniela y nos la enseña en la práctica.

Es en la debilidad, en los problemas, en la enfermedad, en la desgracia, cuando más vemos el poder y la grandeza de Dios en nuestras vidas. Pero la fe no es para todos, la fe, que es «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve», es un don, es un regalo de Dios. Muchas personas, en la situación de la exreina estarían sumidas en una depresión, preguntando «por qué a mí». Esta mujer maravillosa, el día que contó que le amputarían su pierna, nos dijo a los que la seguimos: «les agradezco por sus oraciones, el milagro es que estoy viva y les puedo contar esto».

La fe de Daniela es tan grande que no deja que las dificultades le nublen la vista. Efectivamente ha recibido un milagro, estuvo diez días en cuidados intensivos y logró salir. No está desanimada, está feliz de estar viva, agradece a Dios, e incluso nos recuerda que ya recibió un milagro, para que quienes oramos por su recuperación y hemos seguido su historia no nos sintamos tristes olvidando lo verdaderamente importante. Se ha hecho mucho más fuerte y su confianza en Dios ha crecido aún más en este momento de debilidad.

«Mi fortaleza eres tú mi Dios, sé que me amas y que no me abandonas. Gracias por enseñarme a vivir un día a la vez y que cada día trae su propio afán. ¡Esta es mi prueba de vida y la batallaré!», escribió el día que salió de cuidados intensivos.

La historia de Daniela es también una gran lección de resignación, que contrario a lo que muchos creen no es algo malo ni mucho menos es cuestión de debilidad. La resignación es fortaleza y valor en tanto que significa cambiar la queja por la calma y la aceptación. La resignación viene de someternos a la voluntad de Dios. Vaya si es valiente esta mujer que tan rápido ha aceptado la voluntad de Dios y que acepta con tal serenidad la batalla que le ha tocado dar.

Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios. Por la fe Noé -que no sabía qué era la lluvia- hizo el arca cuando Dios le advirtió de un diluvio. Por la fe Abraham obedeció a Dios y salió sin saber a dónde iba. Por la fe también Abraham ofreció a Isaac, su hijo, cuando Dios se lo pidió, creyendo que Dios puede resucitar muertos si así lo quiere.

La fe es un don maravilloso, un regalo que debemos pedir todos los días. La fe nos permite enfrentar con tranquilidad e incluso felicidad las batallas más duras de la vida, si es que a fin de cuentas nuestro  mayor objetivo no es material sino espiritual.

«Mi fe, mi tranquilidad y mi optimismo se lo debo a Dios. He vivido momentos muy difíciles, experimentado los dolores más fuertes que puedan imaginar, ya solo me falta un paso. Vendrán meses difíciles, pero estoy segura que viene lo mejor para mi vida». Dijo Daniela el día que nos contó a todos que perdería su pierna.

Una situación que a muchos les hubiera destruido la vida y los hubiera arrojado en una tristeza profunda a esta mujer la hace más fuerte, y tiene la certeza de que seguirá siendo feliz porque sabe que la felicidad viene de Dios y tiene la certeza de lo que espera y la convicción de lo que no se ve.

He visto comentarios de gente diciendo que la historia de Daniela le dio ganas de vivir, que la próxima vez que tengan una dificultad se acordarán de la valentía de esta mujer, que han aprendido a ser agradecidos, que Daniela les ha recordado lo verdaderamente importante, y miles de mensajes más agradeciéndole el ejemplo que ha dado.

Daniela es admirable y nos ha dado grandes lecciones con su ejemplo, tal vez lo más importante es que nos ha mostrado lo maravillosa que es la fe.


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