"Vivimos el peor tipo de vida temiendo ser atacados por musulmanes. Cristianos con temor a ser atrapados corren a los países en el oeste para evitar ser asesinados. A pesar de su inocencia“, expresa Malala Kashmala Munawar, una fiel joven cristiana pakistaní, víctima de un ataque terrorista en el año 2013.
Ella, aprendió a vivir lejos de su familia en Australia, tratando también de ayudar a los cristianos perseguidos en su país y tener acceso para ayudar al refugio que la encontró y acogió.
El 22 de septiembre del 2013, Kashmala, una adolescente y estudiante de primer año, se dirigía a la iglesia con su familia donde fueron víctimas de un ataque por parte de los hombres bomba suicidas, matando a 127 personas inocentes e hiriendo a más de 250 que estaban saliendo de la iglesia de All Saints en Peshawar, Pakistán tras un culto de domingo.
Kashmala fue llevada al hospital para recibir tratamiento, pero los médicos tuvieron que amputarle sus dos piernas a causa de una infección generalizada. “Yo estaba apenas colocando mis zapatillas y, de repente, esa gran explosión sucedió, me quedé ciega por unos minutos y después de eso vi a mi madre y otras personas, estaban llorando y sangrando, así que empecé a llorar también.”, expresó Munawar.
Munawar tuvo la oportunidad de viajar a Australia y recibir una prótesis ortopédica por la Fundación ‘Children First’, en Melbourne, que le hizo posible poder caminar , luego de ello comenzó a ir a la escuela en Australia, pues planea asistir a la universidad y especializarse en el área social y administrativa.
Kashmala, quien tiene 21 años, recuerda el día en que su vida cambió para siempre. Ella es un símbolo de la educación, que apoya juntamente con ONG cristianas levantando sus voces contra la mediocridad, la educación y la salud. “Este es el momento de levantar la voz por nuestros hermanos y hermanas en Pakistán.”, afirma.
Fuente: Voiceofthepersecuted, Bibliatodo, Pakistanchristianpost
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