Para Eduardo su vida no fue fácil, desde que su esposa se marchó a los Estados Unidos, como parte de una red de tráfico humano. Se encontró en una completa soledad, con las deudas encima, su única solución era la muerte.
Al llegar a su casa, se recostó sobre su cama, unas voces minaban su mente. “Suicídate, ya la vida no vale nada, ¡ahórcate!, ¡ahórcate!", contó Eduardo.
De un momento a otro se dirigió a la horca que el mismo había hecho, mirando la soga encima del madero, sintió la necesidad de observar el tratado, en eso observo la dirección de la campaña y dijo : ‘Voy a hacer el último intento” no sabiendo que ese día cambiaría su vida.
Al llegar a la dirección la campaña, la iglesia se encontraba llena de la presencia de Dios, avanzó unos pasos dentro del templo para empezar a llorar como un niño, recibiendo así a Dios en su vida por el impacto que tuvo en dicha campaña lleno del poder de nuestro Señor Jesucristo.
“regrese a mi casa con una nueva razón de vivir, el servir a Dios con todo mi corazón y hacer lo mismo que hicieron conmigo, entregar tratados a los más necesitados” señaló Eduardo.
Estas campañas evangelísticas, se han replicado en varias zonas de Cuba donde alrededor de 55 mil cubanos esperan transformar su vida.
Fuente: impactoevangelistico.net/ agapeenlaradionoticias
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