“Las formas que desarrolla la gente para expresar lo que quieren decir el uno al otro”.
Virginia Satir
La comunicación es una forma aprendida
Cada persona desarrolla sus propias formas de expresión – interacción con el otro, atendiendo a su personalidad, experiencias y aprendizajes. Cada persona es única en su forma de comunicarse, como única es como persona.
Toda comunicación es una forma aprendida, producto de un proceso que se inicia en la familia, pero que se alimenta a lo largo del tiempo en otros contextos de formación como la escuela y la comunidad. En ese laboratorio primario que es la familia se aprenden modelos tanto funcionales como disfuncionales de comunicación. Esta forma puede ser más o menos efectiva, atendiendo a la pobreza o riqueza de esas experiencias y aprendizajes.
Las dinámicas relacionales experienciadas y aprendidas en el hogar, se convierten en el patrón o norma para hablar, escuchar, comprender y responder. Estos patrones se hacen automáticos y se internalizan como formas de comunicación. Luego esa forma es usada para comunicarse en los diferentes contextos en los se interactúa: familia, pareja, trabajo, comunidad, iglesia, etc.
La comunicación es tan personal como la persona misma
Cada persona tiene su sello peculiar de expresión: una forma de comunicarse e interactuar que está conectada a su esencia como ser humano. Esa forma de interactuar y comunicarse es la imagen percibible de su identidad y autoestima. Expresamos lo que somos en el presente, en el aquí y el ahora. Virginia Satir dice que “hay una relación entre la forma de comunicación de una persona y su nivel de autoestima”. El nivel en el que nos comunicamos es proporcional a nuestro grado de crecimiento y desarrollo personal.
La comunicación es a la vez, constructora y dependiente de la autoestima de la persona. Por un lado la persona comunica desde la autoestima (energía, valoración propia, dignidad personal, sentido de autoeficacia, autoconfianza, etc.), pero al mismo tiempo la comunicación es un instrumento para el desarrollo de la autoestima. En la medida en que expresamos lo que somos, logramos conectarnos con otros y establecemos relaciones efectivas, se desarrolla nuestra autoestima. La evidencia de una sana autoestima, se manifiesta en la capacidad para establecer relaciones funcionales y efectivas con otras personas. Nos comunicamos a partir de quiénes somos. Nuestro sentido de identidad y autoestima afectan vitalmente cómo nos comunicamos. Si hay un claro y definido sentido de identidad, la comunicación fluirá con libertad, honestidad – integridad y consideración por el otro.
Por otra parte, no somos más de lo que es nuestra comunicación. Estamos confinados a los límites de nuestra capacidad de comunicarnos con nosotros mismos y con los demás. Por lo tanto, modificar nuestra forma de comunicación equivale a transformar la persona que somos: sistema de valores, identidad personal, autoestima, autoconciencia, percepción, etc. Acertadamente dijo Ralph Waldo Emerson: “El hombre es apenas la mitad de sí mismo, la otra mitad es su expresión”. Desde esta perspectiva, así como aprendimos una forma de comunicarnos, también podemos desaprender las formas de comunicarnos que son inefectivas, para reaprender formas más efectivas. Podemos cambiar nuestra forma de comunicación. Se pueden aprender nuevas destrezas y habilidades comunicacionales, si se tiene conciencia de qué se quiere cambiar y la intención de querer hacerlo.
Nuestra forma de comunicación guarda estrecha relación con nuestra percepción
La percepción es el proceso mediante el cual la persona recibe, organiza e interpreta la información proveniente del ambiente. La percepción es el marco de referencia que tiene cada persona para captar, procesar y dar respuesta a la realidad. La percepción queda organizada en mapas.
Muchos de los problemas de comunicación tienen que ver con la diferencia de percepción (la forma como vemos e interpretamos el mundo) que existe entre las personas. La percepción de las personas hace que cada una vea una situación específica de manera diferente, lo cual afecta su comunicación. Si la percepción es distorsionada, también lo será la comunicación. En todo caso la persona actuará conforme a su percepción. Poco importa la realidad, pues las personas actúan conforme a su percepción. Esa es la realidad para la persona. Las diferencias de percepción están asociadas a diferencias culturales, de aprendizaje y experiencias, de lenguaje, de religión, neurológicas (sistemas de representación), derivadas de las diferencias de contextos familiares, sociales y educativos.
Fuente: Arnoldo Arana/ gospelnewsvenezuela/ agapeenlaradionoticias
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