“No solo de pan vive el hombre” dicen las sagradas escrituras y esto les viene como “anillo al dedo” a los policías, agrupados en el Ministerio Cristiano Policial, integrado por miembros de la Policía Nacional, que comparten las experiencias religiosas, además de su trabajo diario y que se rigen por un “manual”: la vida de Cristo.
Aquí la única subordinación es a Dios, el guía y el alimento espiritual que comparte este grupo de uniformados, que cada semana se reúne a compartir la lectura de la Biblia y los testimonios que experimentan en su trabajo y en la familia.
Este ministerio de uniformados es la unidad de personas que comparten una sola fe y la practican. Alabanzas al creador del universo y el estudio bíblico para fortalecer su fe cristiana son la orden del día, cuando se agrupan en la sede de la Policía Nacional.
Aunque son reservados, porque el “alimento cristiano” es así, ellos accedieron a que se dé a conocer su experiencia religiosa, pues además de eso cumplen con su trabajo en la calle, que es aplicar el orden y la ley.
Coinciden en que esta manera de compartir sus vidas en el camino del Señor es parte de suformación integral, como policías, en este proceso de reestructuración, bajo un modelo de servicio comunitario y solidario.
Además, es parte primordial para entregar a la sociedad hondureña a un grupo de funcionarios ejemplares y capaces de dar respuesta a las demandas de seguridad exigidas en la actualidad. Que no se crea que por ser religiosos les temblará la mano para aplicar la ley.
El único manual que se aplica en el ministerio pastoral es la vida de Cristo.
Coinciden en que, como en cualquier estrato social, la parte espiritual es uno de sus aspectos formativo, por eso en el 2016 nació la inquietud de un grupo de oficiales y policías de la escala básica, que profesan la religión Evangélica, al crear un espacio espiritual para predicar su fe dentro y fuera de la institución policial.
Con esa expectativa “nació”, el Ministerio Cristiano Policial de Honduras, cuya visión se centra en transmitir la palabra de Dios, como forma de cimentar, en cada funcionario policial, principios y valores necesarios para la formación del nuevo policía de servicio comunitario.
El comisionado de policía José Amílcar Mejía Rosales, es el coordinador nacional de este ministerio pastoral, explica que la institución pasó por situaciones difíciles debido a la carencia de valores y principios religiosos, por lo que se vieron en la necesidad de sembrar ese mensaje de paz, amor y temor a Dios, en cada uno de los miembros policiales, a fin de forjarlos, como mejores servidores públicos, padres, policías, esposos hijos y ciudadanos.
“Tenemos un manual sobre enseñanza espiritual y nuestros pastores a nivel nacional lo desarrollan a los policías en las diferentes reuniones espirituales para afianzar su sabiduría y fe como un elemento primordial de su formación integral”, explicó el oficial, quien es un líder muy respetado entre sus compañeros.
Cada día crece la fe entre los uniformados, que se fortalecen con la palabra de Dios.
Añadió que “la palabra de Dios dice que nuestra lucha no es contra carne ni contra sangre es contra la maldad, por eso debemos volver nuestra mirada aquellos jóvenes que están bajo las garras de las pandillas, inmersos en la droga, llenos de odio y violencia, por eso apostamos a tener una policía diferente humana y solidaria”.
Honduras es un Estado laico, respetuoso y garante de la libertad de culto, en ese marco estos funcionarios policiales se reúnen semanalmente para fortalecer su fe y pedir la protección divina mientras trabaja para garantizar la seguridad de todos los hondureños.
Fuente: Latribuna.hn/ gospelnewsvenezuela/ agapeenlaradionoticias
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